Dios mío, hoy me siento tan profundamente agradecida contigo por los recuerdos que has traído a mi mente, estos recuerdos que han reavivado mi fe y que me hacen ver que por supuesto que estás conmigo y me amas.
Sabes que he pasado unos días difíciles. Estaba tan entusiasmada creyendo que por fin llegaba la buena noticia que he esperado por años, cuando de repente todo ese sentimiento se transformó, para mi mente humana y débil, en algo totalmente opuesto, contradictorio, confuso, y muy doloroso física, emocional y espiritualmente.
Si bien no te reproché directamente, tú mejor que nadie conoce mi corazón y sabes que me sentía llena de dudas, sin dirección, sin un enfoque o un mensaje claro de tu parte. Pero hoy, recibí en forma de un recuerdo, lo que necesitaba para continuar con amor, regocijo y fe este camino, junto a ti, de tu mano, con tu amor, y con mi corazón más lleno de fe que nunca.
Hace tiempo, claramente yo te pedí que la obra que tanto desea mi corazón ver realizada en mi vida, proveyera totalmente de parte de ti, en el momento que tú creyeras perfecto, que fuera algo para que tú te glorificaras a lo sumo, de manera sorprendente, y para que tu mano poderosa se viera exaltada de forma extraordinaria. Junto a ese recuerdo, también vino a mi mente otro recuerdo, en el cual tu me decías que el trayecto hacia ese sueño no sería fácil, pero que confiara y estuviera segura en que llegaría el día en que tendría en mis brazos la respuesta que tanto he esperado.
Hoy sé mi Señor que si tú has puesto en mi corazón estos recuerdos, es porque me guías y me amas, y me tratas como tu hija, brindándome tu protección y dirección. Por esto Señor te doy gracias, infinitas gracias, pues sólo tú eres digno de ser alabado, glorificado, honrado y exaltado.
Junto a mi agradecimiento, también te pido perdón por mis faltas; te pido perdón por dudar, por olvidar las peticiones que he hecho ante ti en oración; te pido perdón por mi soberbia, pues acudí ante ti diciéndote que te glorificaras en mi vida con tus respuestas, y luego te cuestioné cuando no entendí lo que estaba pasando.
Gracias mi Dios, por tu perdón, por el discernimiento que nos das por medio del Espíritu Santo, gracias por tu amor, y por tu incomparable respuesta a mis necesidades. Gracias por conocerme, por aceptarme y por guiarme ante ti de la mano de Jesús.